Lo que queda de una fe…queda mucho…queda por ejemplo este bello soneto, me encantó, me encanta.
Soneto a Cristo crucificado
«No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme el ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.»
Lo que queda de una fe que se ha ido, o quizá solo esté de vacaciones.
Queda una esencia, queda mucho, mucho más de lo que pensaba. Queda el amor, la empatía…, la compasión…
¿A dónde vamos cuando morimos?, ¿Dónde estamos cuando dormimos? ¿Qué pasa cuando el tiempo parece desaparecer? ¿Somos eternos? También quedan los misterios…las dudas…
Queda toda la vida para seguir avanzando, para seguir construyendo, para seguir…¡viviendo! 😉