
Hay diferentes tipos de enganches, pero no quiero hablar de ninguno de los de la imagen 😉
A veces magnificamos algo o a alguien, o la imagen que nos hacemos de ese alguien, que sé yo… y creamos una especie de adicción o enganche que no es racional, pero está ahí, no es bueno para ninguna de las partes, no es algo material, pero no por no ser material es menos sentido.
Nos dá la sensación que no podemos pasar sin esa persona o cosa, pero sabemos que no es así, cuando la tenemos delante desaparece la sensación, pues en realidad es algo que está en nuestra mente y el presente suele espantar esos cacaos mentales…
Buf, que lío, estoy hablando en plural pero en realidad debería hacerlo en primera persona del singular.
Esto me pasa con personas «tóxicas» (lo pongo entre comillas porque no tengo claro si realmente existen personas así) y con personas que me hacen ser mejor persona a mí misma. Estoy aprendiendo a gestionarme en esto, y si bien racionalmente lo entiendo, no puedo gestionarlo solo desde esa racionalidad, tengo que echar mano del corazón para desengancharme, pues el amor es libre y no entiende de demasiadas ataduras.
Siempre me sirve hacer lo que me gustaría que me hicieran, y no me gustaría que nadie sintiera dependencia hacia mí.
Me repito a mí misma «Equilibrio» no puede ser todo o nada…
En fín, mejor me voy a hacer algo físico que no me deje darle vueltas al coco, al menos antes de que me estalle.
Esto de la sobriedad y madurar, no es tan facil…, pero me encanta ir dándome cuenta de mis asuntos sin resolver.
Leí en algún sitio que igual que un paciente puede desarrollar una especie de dependencia hacia su médico al considerarlo su salvador, así mismo también se puede desarrollar con cualquier persona que te haya ayudado significativamente.
Ya lo escribí en otro sitio, la basura acumulada en tres decadas no se puede limpiar en dos años, pero ahí vamos!
Enganches y desenganches…
Apego y amor…
Adicción y libertad…